
Entre la Tierra y la Luna hay más de 300.000 kilómetros. Pensar que un pequeño pajarito pudiera volar esa distancia parece casi una ficción. Sin embargo, el hecho es real y una vez más la naturaleza sorprende.
El Calidris canutus rufa es un ave de tamaño pequeño, un playero rojizo de apenas 200 gramos, algo así como el peso de un jabón de tocador. Una de estas aves fue bautizado como B95, extraño nombre para un animalito menudo que fue anillado para su identificación, por científicos argentinos hace unos años atrás, en uno de sus viajes migratorios a Rio Grande, en Tierra del Fuego.
En efecto, cada vez que nuestro planeta da un giro alrededor del Sol, el playero rojizo migra desde el Artico canadiense y recorre unos 32.000 kilómetros con escalas minúsculas. Se ha estimado que el pequeño B95 tiene cerca de 20 años y ha estado viajando año tras año desde el hemisferio norte al sur sin descanso.
Una bióloga argentina, la entusiasta Patricia González, que vive en San Antonio Oeste, en la provincia argentina de Rio Negro, lo busca sin descanso en cada temporada migratoria con su telescopio. Casualmente fue ella quien lo vio en New Jersey, Estados Unidos, en mayo del 2014, quince minutos antes de un mediodía. Esta bióloga lidera los trabajos de investigación que se realizan en Argentina y es coordinadora de la Global Flyway Network, en Holanda, entre otros logros internacionales.
Son varias las especies de aves migratorias que recorren increíbles distancias. Las aves playeras como nuestro héroe, son capaces de volar más de 8.000 kilómetros sin parar para descansar o comer.
Nuestro B95 es uno de los playeros rojizos más viejos conocidos en América y es siempre bien recibido en el sur, cada año con gran expectativa. Algunas personas lo han bautizado como “Moonbird” o Ave de Luna y eso ha impactado a Phil Hoose, un famoso conservacionista estadounidense, que ha escrito un libro sobre la maravillosa vida del pequeño B95.
Dice que “lo que más me conmueve es su enérgica determinación contra viento y marea. Cuando nació, hace unos 20 años, había cuatro o cinco veces la cantidad de playeros rojizos. Pero mientras otros mueren, él sigue arreglándoselas completando maratónicos vuelos año tras año. Posee una misteriosa combinación de poder y delicadeza, de fortaleza, adaptabilidad y viveza. Es un súper pájaro!” destaca Hoose.
Según la Red Hemisférica de Reserva de Aves Playeras, el número de estas aves disminuyó drásticamente en los últimos dos decenios, cuando había unos 100 a 150.000 individuos. En la actualidad se estiman menos de 20.000 y el Artico es sin dudas, la etapa más complicada de su trayecto, no sólo por el clima sino por la provisión de alimentos. Asimismo los disturbios humanos, perros en las playas, vehículos, práctica de deportes acuáticos, etc en los lugares donde deben alimentarse, interfieren en la acumulación de sus reservas y afectan severamente su supervivencia.
El Playero Rojizo identificado como “B95”, fue observado en marzo de 2015 en las costas de Río Grande, Tierra del Fuego, por los investigadores Luis Benegas y Guy Morrison (Environment Canada). Esta es “la noticia más esperada” dijeron, y se destacó las dificultades para lograr el avistaje por el deterioro de las banderillas identificatorias que tiene colocadas en sus patas. Las mismas se han estropeado antes que la vida del maravilloso B95.
Simplemente asombrado… A mí futuro grupo de música o proyecto literario llevará su nombre… Emocionado… Nada mas